Summary: | En la mesa asignada al tema tradición literaria, del primer conversatorio de la nueva literatura nicaragüense -organizado por el Centro de Investigaciones Lingüísticas y Literarias de la UNAN Managua- nos preguntaron si era necesario matar al padre literario. Lo primero que pensamos lo que estábamos ahí Carlos M. Castro, Guillermo Obando, Carlos Luna, su servidor- fue que no sabíamos cuál sería ese padre. Es decir, mientras que en la poesía nicaragüense las sombras de Rubén Darío, Ernesto Cardenal y Carlos Martínez Rivas se extienden inclementes sobre generaciones de poetas y poetisas nicaragüenses, nosotros no sentimos una sombra similar en el terreno narrativo.
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