Sumario: | La Congregação dos Eremitas de Santo Agostinho da Índia Oriental desempeñó un papel muy importante en la propagación de la fe católica en Asia. A pesar de su llegada tardía al Oriente, en 1572, su acción misionera alcanzó a China, trabajando principalmente en Ormuz y Persia, con un importante envío de religiosos. Los misioneros que trabajarían en estas misiones, tanto si venían del reino como si profesaban en Asia portuguesa, partieron de la ciudad de Goa. El Convento de Nossa Senhora da Graça, en Goa, se convirtió en la casa madre de la congregación desde sus primeros años, mientras que el Monte Santo pasó a ser un territorio casi exclusivamente agustino, concentrando cinco casas e iglesias agustinas, entre ellas el Convento de Santa Mónica. Para reflexionar sobre el sentimiento de pertenencia del monasterio femenino a la congregación y de ambos a Monte Santo, este artículo se propone hacer un breve análisis de los relatos presentes en las crónicas agustinianas sobre su actuación en Oriente, a través del concepto de territorialidad religiosa. Así, se podrá comprender cómo la cima del Monte Santo se transformó en un territorio mayoritariamente agustino y cómo religiosos y religiosas se apropiaron e identificaron con él.
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