Sumario: | El ambiente político, social y económico del Imperio romano, durante la segunda mitad del siglo iii, puede considerarse sombrío, especialmente entre los años 249-274. Para la época, el pensamiento del filósofo neoplatónico Plotino (205-270) despertó un gran interés, pues logró articular en un lenguaje filosófico las experiencias espirituales y orientó espiritualmente a quienes no eran filósofos. Entre quienes asisten a su escuela, encontramos cristianos, pertenecientes a diferentes sectas gnósticas. La relación con el gnosticismo pasa por diferentes etapas; en la primera, se nota una serie de convergencias, que disimulan bastante los desacuerdos. El autor de este artículo analiza desde el esquema ascensional o de Anábasis propuesto en la Enéada I, 6, las convergencias con el gnosticismo, principalmente de tipo valentianiano, sethiano u ofita. Además de las convergencias lingüísticas, la correspondencia entre el Neoplatónico y los gnósticos es de contenido: el regreso del alma a la patria (=padre), la purificación, la mediación del Intelecto y ciertos atisbos sobre la patria.
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