| Sumario: | Si no los humanos, al menos los historiadores deberíamos ser más conscientes de la ubiquidad e inevitabilidad de la muerte; si así fuera no tendríamos que honrar post mortem a quienes, tendríamos que haber reconocido, en vida, por su labor y contribuciones. En el caso del Dr. Ciro Flamarión Santana Cardoso, la mía no es la mejor pluma para escribir en su memoria, pero intentaré valorar su contribución a toda una generación que aprendió a vivir en esa década tan particular de 1970, entre cuyas vivencias estuvo aprender de él […] Para aquilatar la importancia de su aporte, considero necesario dar algunas pinceladas sobre lo que era la vida universitaria y profesional en esa década, para evaluar el impacto de su presencia. Los de mi generación reconocerán este contexto en sus recuerdos; para los jóvenes lectores puede resultar irreconocible ese país, esa realidad universitaria, esas limitaciones tecnológicas y esa práctica profesional… ¡pero es que era otro país, otra realidad universitaria, otro nivel tecnológico y otra práctica profesional! […]
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