La matanza de 1932 en El Salvador en la prensa guatemalteca

Las opiniones emitidas por los intelectuales guatemaltecos que escribieron en la prensa nacional en torno a la matanza de 1932 mostraron una posición de legitimación del gobierno del General Maximiliano Hernández Martínez (1931-1944) y la de un fanatismo irresponsable por parte de los líderes comuni...

Descripción completa

Detalles Bibliográficos
Autor principal: Urbina Gaitán, Chester
Formato: Online
Idioma:spa
Publicado: Universidad de San Carlos de Guatemala 2018
Acceso en línea:https://revistas.usac.edu.gt/index.php/csh/article/view/642
Descripción
Sumario:Las opiniones emitidas por los intelectuales guatemaltecos que escribieron en la prensa nacional en torno a la matanza de 1932 mostraron una posición de legitimación del gobierno del General Maximiliano Hernández Martínez (1931-1944) y la de un fanatismo irresponsable por parte de los líderes comunistas. También se recomendó que el remedio a la crisis política de ese país era encontrar un régimen dictatorial fuerte, amén de explicarse que los jóvenes cabecillas que murieron en este movimiento fueron engañados por la influencia que encontraron en la Universidad de El Salvador y porque no fueron corregidos por sus padres. Asimismo se exhibió una posición ambigua sobre lo acontecido en El Salvador debido a que recomendaba que se debía sacar al pueblo salvadoreño de la miseria y del vejamen en que vivía, que el Estado salvadoreño instituyera una política de asistencialismo y que la verdadera causa del movimiento se encontraba en el golpe de Estado del General Hernández Martínez y el no reconocimiento de su gobierno por parte de los Estados Unidos, pero por otro lado mantenía una posición conservadora al señalar que se sancionara a los políticos demagogos que ofrecían el reparto de tierras. Por último, se emitieron posturas más reaccionarias al señalarse que el comunismo era un peligro grave y latente y que ofrecía lo que no le pertenecía que era la propiedad privada, que las ideas comunistas eran un abuso a la tolerancia y ibertad y que solo conducían a la inmoralidad y que la revuelta salvadoreña se debió a la pasividad del gobierno y de la sociedad.