Sumario: | El sostenido aumento de movilizaciones desde Venezuela hacia Costa Rica se presenta como un fenómeno altamente complejo cuya revisión ha agotado rápidamente las categorías tradicionales de análisis. Es por esto que, desde una perspectiva de Derechos Humanos, el presente artículo se articula desde el relato y la experiencia de la persona migrante como una herramienta necesaria para evidenciar las falencias y las limitaciones del entramado institucional que acoge, en Costa Rica, quienes se movilizan desde Venezuela.
El acceso al debido proceso, a la información, e inclusive, al derecho a migrar (o a no verse obligado a hacerlo) se pone en tela de juicio desde la experiencia narrada por Andreina, quien migró a Costa Rica en búsqueda de mejorar su calidad de vida. Esta experiencia resulta vital para deconstruir el discurso que, desde las instituciones que regulan el acceso de migrantes y desde el Estado como garante de Derechos Humanos, se ha perpetuado. Tanto una revisión breve del contexto geopolítico venezolano, como el análisis del relato, logran corporalizar violencias estructurales y culturales que son reproducidas por la institucionalidad y por las políticas públicas diseñadas para contener la creciente movilización humana en toda Latinoamérica.
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