América latina: la reestructuración de las relaciones de dependencia

Tres décadas de endeudamiento externo, crisis de pago, planes de ajuste y programas de reforma económica, han dejado en América Latina, como región, un cúmulo bien conocido de efectos socioeconómicos, más allá de la forzosa diferenciación del impacto por país. Bastante menos evidente resulta la secu...

Descripción completa

Detalles Bibliográficos
Autor principal: Ayala, Roberto
Formato: Online
Idioma:spa
Publicado: Universidad Nacional, Costa Rica, Escuela de Filosofía 2005
Acceso en línea:https://www.revistas.una.ac.cr/index.php/praxis/article/view/4389
Descripción
Sumario:Tres décadas de endeudamiento externo, crisis de pago, planes de ajuste y programas de reforma económica, han dejado en América Latina, como región, un cúmulo bien conocido de efectos socioeconómicos, más allá de la forzosa diferenciación del impacto por país. Bastante menos evidente resulta la secuela estructural de los mismos fenómenos. La tesis que el análisis que sigue ha intentado argumentar afirma que como resultado de los fenómenos citados, junto a las políticas generales relacionadas implementadas por los diversos gobiernos de las distintas sociedades, se ha producido una alteración más que meramente cuantitativa en las relaciones de dependencia con los centros de poder del sistema social global, tornándolas más complejas y ‘orgánicas’, y esto, por su vez, ha ido moldeando, en un proceso que no parece aun haber alcanzado su cima, una modificación sustantiva en el nivel de la formación social de base. Por supuesto, las consecuencias directas e indirectas de tal situación no se restringen al campo de las relaciones y formas económicas, alcanzando su incidencia, de manera siempre específica, los diferentes ámbitos del entramado social, condicionando así el despliegue histórico posible de las sociedades y de la región en conjunto. El reconocimiento de la contundencia de los graves desafíos a los que nos enfrentamos los latinoamericanos en el presente momento histórico no debería servir al pesimismo paralizante. Antes bien, el autor parte de la convicción de que un conocer adecuado de la realidad social es la más consistente premisa de un actuar racional.