Sumario: | La preocupación constante del prólogo por dejar constancia de su imparcialidad política se vuelve casi una obsesión que ha obligado al autor a escamotear su responsabilidad (el artificio extranjerizante de un falso autor o la invención de un falso manuscrito encontrado fortuitamente) y a separarse constantemente de las dos malas interpretaciones que puede hacerse de sus cartas. Bajo tal clima de suspicacia, ¿cómo creer en su buena fe y en su sinceridad? ¿Por qué actúa así? La imparcialidad es insostenible allí donde falla la verdad y las dudas surgen. En palabras de Francesco Orlando, el gesto de precaución tendría como finalidad escamotear la censura misma a la que puede conducir el autor del texto y, por añadidura, engañar al censor ante un libro que es por naturaleza polémico y que acarrearía problemas para quien lo firma.
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