Sumario: | Las expediciones armadas de los exiliados antitrujillistas constituyeron el sueño de todos los que combatieron al tirano desde el exterior, y la esperanza de todos los que la combatieron desde el interior. Esa fue una constante del exilio dominicano, a partir del fallido intento de Rafael Estrella Ureña, en 1933, de realizar una incursión militar contra Trujillo desde el puerto de El Mariel, cercano a la ciudad de La Habana (Cuba), y de los fallidos intentos de Cayo Confites, en 1947, de Luperón, en 1949, y de Manuel Batista, desde Miami, en 1958.
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