Memorias del exilio salvadoreño en México, 1975 - 2002

El acercamiento al exilio salvadoreño es complejo, pues obedece a una serie de momentos en los que los salvadoreños pidieron refugio en México y otros países a lo largo del siglo XX que aún no han sido abordados dentro de la historiografía nacional. México ha sido receptor de salvadoreños que huían...

Descripción completa

Detalles Bibliográficos
Autor principal: Salamanca Martínez, Elena María
Formato: Online
Idioma:spa
Publicado: Centro Universitario de Oriente 2018
Acceso en línea:https://revistacunori.com/index.php/cunori/article/view/64
Descripción
Sumario:El acercamiento al exilio salvadoreño es complejo, pues obedece a una serie de momentos en los que los salvadoreños pidieron refugio en México y otros países a lo largo del siglo XX que aún no han sido abordados dentro de la historiografía nacional. México ha sido receptor de salvadoreños que huían para poner a salvo sus vidas en dos contextos políticos paradigmáticos: durante la presidencia del general Maximiliano Hernández Martínez (1931 a 1944), y durante la guerra civil (1980 y 1992). Este trabajo aborda el asilo político conseguido por salvadoreños antes del periodo conocido como guerra civil (1975) y hasta la firma de los acuerdos de paz (1972); en este período al menos un cuarto de millón de salvadoreños recibió el asilo político en México. Se aborda el exilio en la memoria de sus protagonistas, a partir de la historia oral recabada por el archivo de la memoria del exilio latinoamericano en México, y luego ofrezco una valoración de la memoria sobre el exilio en la memoria y la historiografía salvadoreña después de la firma de los Acuerdos de paz de 1992. La experiencia de los exiliados está cargada de singularidades: cultura, cotidianidad, solidaridad política y los factores económicos moldearon los diversos exilios. La transición de la guerraa la paz no significó el regreso para los exiliados. Algunos volvieron al país de origen por breve tiempo y empezaron otros procesos migratorios, ya que los exiliados no eran parte del modelo nacional ni del lenguaje político.