La escolaridad en trabajadoras sexuales de la ciudad de San José, Costa Rica, al iniciarse el siglo XXI

San José es la ciudad capital de Costa Rica, pequeño país centroamericano caracterizado por un mayor nivel educacional, mayor ingreso per capita y mayor nivel de vida que el resto de los países de la región. Un estudio hecho en 1975 indicó que las trabajadoras sexuales de la ciudad eran mujeres que...

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Detalles Bibliográficos
Autores principales: Ramírez Sánchez, Iris Amalia, Mónge-Nájera, Julián, Rojas Campos, Rosberly, Morales Bonilla, Roxana
Formato: Online
Idioma:spa
Publicado: Universidad Estatal a Distancia, Costa Rica 2009
Acceso en línea:https://revistas.uned.ac.cr/index.php/cuadernos/article/view/233
Descripción
Sumario:San José es la ciudad capital de Costa Rica, pequeño país centroamericano caracterizado por un mayor nivel educacional, mayor ingreso per capita y mayor nivel de vida que el resto de los países de la región. Un estudio hecho en 1975 indicó que las trabajadoras sexuales de la ciudad eran mujeres que habían elegido el trabajo sexual porque en él ganaban mucho más que en las demás opciones laborales que tenían, dado su nivel de escolaridad, en general limitado a la escuela primaria, y que cerca de la mitad no deseaban cambiar de actividad. Con el fin de con- ocer si la situación había cambiado casi cuatro décadas después, en 2008 entrevistamos a 78 mujeres que realizan trabajo sexual en la ciudad, con tarifas entre US$3 y US$100 la hora y edades 18 y 81 años. Las entrevistas se hicieron con base en un cuestionario; se pagó a las entrevistadas su tiempo y los datos se analizaron con el programa estadístico SPSS. La mayoría de estas trabajadoras son costarricenses de origen urbano, pocas tienen estudios más allá de la escuela primaria, y consideran que su principal logro en la vida fueron los años escolares aprobados pese a la poca ayuda que recibían en este campo de sus familias. Un tercio declaró haber tenido una niñez agradable, y la mayoría dicen no hallar conflicto entre su trabajo y las creencias religiosas, pues lo hacen para mantener a sus hijos, ya que son madres solteras. Creen además que su trabajo disminuye la violencia sexual. La mayoría usa el preservativo como protección y cree en la visión patriarcal de que la mujer cría a la familia y el hombre provee los recursos. Las universidades podrían ofrecerles a estas mujeres apoyo para concluir sus estudios, apoyando con becas y asesoría y haciendo más estudios para separar el mito de la realidad, por ejemplo con historias de vida, una técnica que permitiría dar a las trabajadoras sexuales una voz desde la concepción de sus propios mundos y del ambiente en que se desarrollan.