Sumario: | Las instituciones de educación superior y la profesión académica han sido tocadas por la vorágine globalizadora y sus efectos, las políticas de modernización implicaron cambios en el quehacer institucional y académico a través de políticas y programas de evaluación, estímulos y recompensas, lo que ha puesto en lo más alto de la valoración las actividades de investigación, por ende, las instituciones y profesores que se centran en esta actividad, son los mejor evaluados en estos programas, posicionándolos en la cúspide de la pirámide de la educación terciaria; generando una estratificación no solo institucional, sino entre los profesores, diferenciando a la base piramidal o las mayorías como aquéllos que no son de élite y por centrarse en la docencia, no pueden obtener más y mejores recursos. Se requiere un cambio de paradigma en la valoración académica, donde las funciones de docencia e investigación sean puestas en la misma balanza para un desarrollo holístico y justo de la universidad en pro de la sociedad
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