Sumario: | En este documento el autor plasma que quien escribe no está pensando en el lector, más bien el escritor se esconde detrás de sus palabras, puesto que la Ética no es privativa del que vislumbra una obligación por sacar a luz un escrito en el que van sus hiladuras espirituales. En este sentido, sugiere la relación escritor-lector, lo que le permite al individuo perfeccionar, en la práctica y en la técnica, extraer la esencia de la palabra. Para esto, también se vale de la breve recopilación de las más comunes e inusuales fuentes con las que el lector se adentra en la aventura de leer, de la misma manera en la que el escritor se sitúa a escribir.
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