Sumario: | El permanente control de los medios masivos de comunicación por parte del sector privado y los gobiernos de turno impide que la realidad (hechos noticiosos) llegue de manera efectiva a la audiencia. Los intereses comerciales y de control sobre la opinión pública conforman la base de esa alianza, tácita o directa, del juego político y mercantil, donde la publicidad y la doctrina partidista alimentan el zumo informativo. Quienes reciben tales mensajes suponen que sus decisiones ideológicas y económicas son libres; sin embargo, cuando un fenómeno se masifica ya resulta sospechoso. Los más frecuentes modos de distraer (no entretener) consisten en reiterar visiones ficticias o seudorrealidades, asumidas por la mayoría como verdades absolutas. Ante tal panorámica, la cultura toda afronta un riesgo, y valores como la libertad y la verdad siguen prisioneros, sobre todo, de una caja electrónica, la Tv.
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