Caribe de Esteban Ramírez, una excusa visual para la marginalización del afrocostarricense

En las últimas décadas, el espacio caribeño y la figura del afrocostarricense se han convertido en germen propulsor creativo que bien se podría interpretar como una celebración de los símbolos de un espacio y etnicidad oprimidos. Sin embargo, una lectura detallada muestra que sus propuestas podrían...

Descripción completa

Detalles Bibliográficos
Autor principal: Solano Moraga, Leonardo
Formato: Online
Idioma:spa
Publicado: Universidad Nacional (Costa Rica) 2016
Acceso en línea:https://www.revistas.una.ac.cr/index.php/istmica/article/view/8753
Descripción
Sumario:En las últimas décadas, el espacio caribeño y la figura del afrocostarricense se han convertido en germen propulsor creativo que bien se podría interpretar como una celebración de los símbolos de un espacio y etnicidad oprimidos. Sin embargo, una lectura detallada muestra que sus propuestas podrían no pasar de lo anecdótico, estereotípico y exótico. Esta supuesta inserción del Caribe y los sujetos afrocostarricenses logran más bien, marginar y eliminar cualquier posibilidad deinserción, así como consolidar los discursos hegemónicos tradicionales, en los que se refuerza un nacionalismo del Valle Central, presentando los otros espacios como ajenos. Bajo esta impronta se inscribe Caribe (2004) de Esteban Ramírez. Este filme muestra al Caribe como un espacio exótico en donde los sujetos que conviven no pasan de ser forasteros, foráneos a cualquier discurso nacional verdadero e inclusivo. El ensayo reflexiona cómo a través de la introducción del Caribe y los sujetos afrocostarricenses, dentro de una problemática que les involucre como parte de la patria y una disyuntiva del Caribe como idilio o barbarie, reconstruye un sentido de exotismo que demuestra una contemporaneidad fragmentada. Es mediante una fetichización de la imagen del Caribe lo que permite que las líneas de la hegemonía relacionadas con el debate de la etnicidad y la identidad nacional sean reposicionadas para crear lo que el crítico Jerome Branche (1999) llama “nuevo consensus o ‘definición’ de la realidad, dirigida en última instancia a mantener el status quo” de la clase dominante.