Diplomacia Pública: una nueva y moderna función de la Diplomacia que exige una formación específica

La Diplomacia tradicional encuentra en las actividades culturales (promoción) y de prensa (difusión) de la Diplomacia Pública (DP) un medio eficaz para: conectarse con la opinión pública internacional, difundir y promocionar con acierto la imagen y la cultura del país al que representa; y, para rela...

Descripción completa

Detalles Bibliográficos
Autor principal: Portugal de Rodrich, Luisa
Formato: Online
Idioma:spa
Publicado: Universidad Nacional, Costa Rica 2016
Acceso en línea:https://www.revistas.una.ac.cr/index.php/ri/article/view/9065
Descripción
Sumario:La Diplomacia tradicional encuentra en las actividades culturales (promoción) y de prensa (difusión) de la Diplomacia Pública (DP) un medio eficaz para: conectarse con la opinión pública internacional, difundir y promocionar con acierto la imagen y la cultura del país al que representa; y, para relacionar e integrar culturas.Durante siglos, la reserva y el secretismo caracterizó el quehacer diplomático. Hoy, el nuevo orden internacional, el avance de la democracia, el protagonismo de la opinión pública, y el desarrollo de una tecnología que transparenta e internacionaliza actores y procesos, demandan nuevas formas de “hacer diplomacia”, traducida en la necesidad de la Diplomacia tradicional de aprender a convivir con una diplomacia abierta a los públicos internacionales.Desde comienzos del siglo XX, estas nuevas prácticas diplomáticas van incorporándose a la Diplomacia clásica, las que a partir de 1965 se denominarán en los círculos académicos y diplomáticos, como Public Diplomacy, o Diplomacia Pública, en alusión a su carácter abierto a las masas (Hansen, 1984).Debido a sus alcances y proyecciones en el ámbito científico y a su impacto positivo en las relaciones internacionales y en la vida diplomática misma, urge revalorizar su trabajo. El presente artículo persigue dos objetivos: sugerir a la Diplomacia y a la comunidad científica especializada en estos asuntos, la conveniencia de sumar esta función a las reconocidas oficialmente en la Convención de Viena de 1961; y plantear una formación especializada para los futuros diplomáticos públicos.