Sumario: | El estado de alerta decretado por el gobierno para hacer frente a la crisis sanitaria en la que nos encontramos en relación a la expansión del coronavirus (COVID-19), obligó a cambios en los patrones de comportamiento y detenimiento del funcionamiento habitual del día a día. Cuando la situación dura más de unas pocas semanas, a menudo surgen problemas de salud relacionados con el aislamiento social. El brote de la enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19) puede causar estrés en algunas personas, la ansiedad por la pandemia puede ser abrumadora y causar fuertes emociones en adultos y niños. En efecto, esta situación tiene una potente carga psicológica sobre nosotros.
Durante la pandemia, es razonable esperar que las enfermedades mentales se vean afectadas de diferentes formas por aislamiento prolongado. Los efectos más frecuentes son: Depresión paranoide, Esquizofrenia residual, Trastorno esquizoide de la personalidad, entre otras. Demasiada información puede provocarnos estrés, ansiedad u angustia que afecta nuestro estado emocional, que nos lleva a realizar diversas comprobaciones, como buscar información nueva y actualizada. Para mitigar estos factores estresores y sus posibles consecuencias, existen algunas estrategias que pueden utilizarse para prevenir y reducir los efectos del aislamiento.
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